El acero estructural es  utilizado en la construcción de estructuras que deben soportar cargas pesadas. Se caracteriza por su alta resistencia y durabilidad, lo que lo hace ideal para la construcción de puentes, edificios, torres de energía eólica, entre otros.

El proceso de producción del acero estructural implica la fusión de hierro y otros elementos de aleación, como el carbono y el manganeso, en un horno de alta temperatura. Después de la fusión, el acero se moldea en diferentes formas y tamaños, como placas, vigas y tubos, dependiendo de su uso final. 

El acero estructural se clasifica en diferentes grados según su resistencia a la tracción y su capacidad para soportar cargas. Los grados más comunes son ASTM A36, ASTM A572 y ASTM A992. Además, también se puede recurrir a aceros estructurales galvanizados o pintados para protegerlos de la corrosión y prolongar su vida útil. 

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